INTRODUCCIÓN
Hay
quienes afirman que el 11-09-2001 supuso un cambio en la vida
de muchos ciudadanos y en la vida de los propios estados. La sociedad
mundial se conmocionó y fue presa del pánico y tal
vez de algo más, de una sensación de inseguridad.
Por primera vez en mucho tiempo, americanos y europeos, unos y
otros, y en general el mundo occidental fue consciente de su vulnerabilidad
y también de su "impotencia", permítaseme la expresión
ante un ataque terrorista de esas dimensiones.

El objeto del presente
artículo no es otro que el de transmitir una reflexión
en voz alta sobre un tema, al que últimamente y por distintas
vías se le ha brindado un tratamiento hasta ahora no concedido.
Nos referimos al tema de la Seguridad y más en concreto
al tema de la Seguridad Pública. A pesar de que siempre
ha sido un tema objeto de análisis en distintos foros y
cómo no a nivel interno en cada uno de los Estados miembros
de la Unión Europea, con motivo de algunos de los factores
que a continuación expondremos ha adquirido si se me permite
la expresión la categoría de "grandes temas" sobre
los que hay que tratar, y buscar puntos de encuentro que resulten
además operativos.
Si bien la Seguridad
Pública constituye una competencia difícil de acotar,
dado que sus normas ordenadoras no contemplan realidades físicas
tangibles, sino eventos meramente previstos en el futuro, respecto
de los cuales se ignora el momento, el lugar, la importancia,
y en general las circunstancias y condiciones de aparición;
se impone por tanto, conseguir la capacidad de cooperación
política y coordinación técnica, el compartir
información entre los diferentes niveles que configuran
los sistemas públicos de seguridad interior.
Los Estados han sido
reticentes, y de hecho aún hoy en día lo son en
muchos aspectos, a abordar la Seguridad Pública de manera
conjunta y sobre todo global. Tal vez, haya que buscar el origen
de esa reticencia en la pérdida de soberanía que
puede suponer para cada uno de los Estados miembros, o tal vez
una falta de anticipación o previsión, frente a
la existencia de una delincuencia que opera en cada Estado pero
con la posibilidad de una mayor movilidad por todo el espacio
europeo.
La Seguridad Pública
no es de los temas que, tras el ataque sufrido el 11 de Septiembre
de 2001 en los EEUU, más en cuestión se ha puesto.
Es posible hablar de un antes y un después, o tal vez,
de un punto de inflexión . Pero en cualquier caso, la Seguridad
Pública ha sido y sobre todo es, piedra angular y objetivo
prioritario de los Estados. La globalización por su parte
es otro de los fenómenos que tiene su incidencia también
en la seguridad y que conlleva necesariamente a la toma de decisiones
conjuntas entre los diferentes estados.
Sea cual sea el supuesto
frente al cual se encuentre cada Estado, lo que sí ha quedado
patente en los últimos tiempos es que la Seguridad no es
una cuestión de cada uno en particular, sino que ha adquirido
un carácter más global. La Seguridad Pública
ha ido evolucionando hacia un nuevo concepto, el de la Seguridad
Global.
Podríamos
referirnos por tanto a un concepto de Seguridad Global entendido
éste como aquel que no va dirigido exclusivamente a una
sociedad en concreto, carente de las connotaciones de servicio
público que hasta ahora se venía entendiendo. Tal
vez estemos en presencia de la acuñación de un nuevo
término de seguridad más acorde con los tiempos
que nos va a corresponder vivir.
LA SEGURIDAD EN
EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN
La Globalización
se plantea como un modo de ver, entender, organizar, dirigir y
hasta relacionarse en la sociedad. Se concibe como un fenómeno
de interacción social, política, económica
y tecnológica, del que emana un discurso que dirige a la
propia sociedad. Nadie resulta por tanto ajeno a este fenómeno:
ni las clases dirigentes, ni los agentes económicos y sociales,
ni las tendencias culturales, ni tan siquiera los propios ciudadanos.
La Globalización
es una realidad, no una elección. Se trata de un proceso
en marcha, difícilmente parable, y que sentencia el momento
en el que viven los ciudadanos y el modo en el que van a vivir
este nuevo milenio recién estrenado.
Es por ello que también
la Seguridad y la delincuencia son sujeto-objeto de la globalización.
No podría desvincularse de este nuevo proceso la seguridad
tan íntimamente ligada al ser humano en su doble dimensión
como ser individual y como ser social. Ni tampoco la delincuencia
en cuanto que ésta tiene por su parte su referente en un
modelo social concreto.
El desarrollo económico
fruto de la globalización está abriendo grandes
brechas y abismos de desigualdad social, que sin duda favorecerán
la aparición de una nueva forma de marginación,
que tal vez se conduzca hacia un estallido social violento, o
hacia la aparición de células cuyo objetivo prioritario
sea la desestabilización, mediante las fórmulas
de siembra del terror.
La construcción
europea centrada en el desarrollo económico, no ha sabido
o no ha podido potenciar un desarrollo armónico y progresivo
entre el espacio de libertad, entendido éste como el ámbito
de desarrollo de las libertades de circulación de personas,
mercancías, capitales y servicios, y el espacio de seguridad.
Todo ello ha conducido a un déficit de una política
de seguridad que cobra especial relevancia al día de hoy.
Pero no hay que perder
de vista que tras el espacio de seguridad se oculta y articula
la autoprotección que cada estado miembro desea efectuar
del resto de sus espacios: el económico, el financiero,
el mercado de trabajo nacional, los sistemas de producción
y las relaciones interiores y exteriores, entre otros.
Por tanto, el proceso
de interacción e integración entre los distintos
espacios, ámbitos o factores, comienzan hoy a articularse
o diseñarse de un modo global, hasta el punto de incidir
de un modo directo e el propio espacio de seguridad.
Luego, por un lado,
el espacio de seguridad va a quedar condicionado a las decisiones,
objetivos, prioridades etc., que de modo global se adopten en
el resto de los espacios: económicos, financieros,... y
que serán los que marquen las pautas y articulen un discurso,
más bien teórico, dirigido al diseño de objetivos
estratégicos; además, el propio espacio de seguridad
también va a ser objeto directo de esa interacción
global.
EL ESPACIO DE SEGURIDAD EN LA
UNIÓN EUROPEA
La
Unión Europea ha respondido con firmeza y con una rapidez
poco usual tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001 ocurridos
en EEUU. La convocatoria de un Consejo Europeo extraordinario
permitió preparar un Plan de Acción para actuar
con contundencia frente al terrorismo. Las áreas en las
que la colaboración debería ser efectiva eran: las
relaciones exteriores, la cooperación judicial y policial,
el transporte aéreo, la ayuda humanitaria y la política
financiera.
Desde el 13 de septiembre,
la Comisión presentó propuestas para crear un orden
judicial europeo, que suplantara el sistema de extradición
que disponían los estados miembros entre sí y elaboró
una definición común de terrorismo.
El Consejo europeo
extraordinario identificó por su parte, una serie de medidas
entre las cuales destacaban: grupos de investigación conjuntos
de Policías y magistrados de todos los estados miembros
de la Unión Europea, un listado común de organizaciones
terroristas, intercambios de informaciones sobre terrorismo entre
los estados y Europol, la creación de un grupo especial
anti-terrorismo en el seno de Europol, un acuerdo de cooperación
contra el terrorismo entre Europol y las principales autoridades
de los EEUU.; y finalmente, Eurojust: un grupo de coordinación
compuesto por magistrados, abogados y oficiales de policía
que se pondrían en marcha en enero de 2002.
Otra medida clave
era la de poner fin a la financiación del terrorismo. El
8 de Octubre de 2001 el Consejo solicitó a la Comisión
Europea dar pasos necesarios para congelar los activos de 27 organizaciones
o individuos sospechosos de mantener alguna vinculación
con los atentados del 11 de septiembre. Así, la Unión
Europea pensó en endurecer su ley contra el blanqueo de
dinero que sólo se venía aplicando a los crímenes
ligados al tráfico de drogas. Otra posible fuente de financiación
para el terrorismo era la especulación, con lo que en la
UE se estaba estudiando una propuesta para combatir la manipulación
de los mercados de un modo más eficiente, obligando a las
autoridades nacionales competentes a cambiar informaciones.
En definitiva la
UE deseaba implementar estas medidas basándose en los valores
de la solidaridad hacia el pueblo estadounidense y la protección
de la población civil de Afganistán, la seguridad
y la rotunda determinación de la lucha contra el terrorismo
, reflejado en una más estrecha colaboración entre
las distintas fuerzas de seguridad estatales y las autoridades
judiciales de los estados miembros, y entre éstas y las
autoridades de los EEUU y de países no comunitarios.
La Presidencia española
de la UE durante este primer semestre de 2002 ha dejado también
claro en su programa , el alcance y dirección en la que
va a caminar la UE:
"El horizonte político
actual obliga a la UE a ser ambiciosa en tres direcciones. La
primera consiste en diseñar una respuesta al Terrorismo,
desde la perspectiva de la construcción de un espacio
de libertad, seguridad y justicia."
Continuaba además
el discurso del Presidente del Gobierno del Estado español
ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo el 16-01-02:
" Más Europa, reforzaremos
la lucha contra el terrorismo y aseguraremos la exitosa puesta
en circulación del euro,..., y avanzaremos en la creación
de una zona de mayor seguridad. Es preciso profundizar en el
Plan de Acción contra el Terrorismo de la UE, para evitar
la existencia de cualquier santuario del terror en el interior
de nuestras fronteras.
Todas las Instituciones de la
Unión y, especialmente, la Presidencia el Parlamento,
debemos trabajar ahora para que los instrumentos aprobados entonces
sean lo más rápidamente efectivos. Estos instrumentos
no serán efectivos si no se consigue, al mismo tiempo,
una mayor cooperación entre los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad de los Estados de la Unión.
Por eso, la Presidencia considera
prioritario constituir rápidamente equipos conjuntos
de investigación, aumentar la eficacia de los trabajos
de Europol e impedir la financiación de los terroristas
y de aquellos que amparen o que los apoyan.
Un primer paso también
para ello, es el desarrollo de una estrecha cooperación
en materia jurídico penal con los EEUU, de acuerdo con
los Principios que informan el ordenamiento jurídico
de la UE. La lucha contra el terrorismo se enmarca dentro de
la construcción del espacio de libertad, de seguridad
y de justicia."
Este era el contenido
programático de la Presidencia de la UE para este semestre.
Evidentemente amparándose en la construcción de
ese espacio de libertad, seguridad y justicia, podríamos
decir que, el objetivo no es otro que el de la profundización
del espacio de la seguridad, mediante la priorización a
todos los efectos de la lucha contra el terrorismo. De lo expuesto,
se pueden derivar dos cuestiones que en mi opinión, conducen
necesariamente a una reflexión. De un lado, la quiebra
que sufre el binomio libertad-seguridad, que en modo alguno queda
favorecido, ni facilitado entre los objetivos del Programa. Es
decir, la consecución o la priorización de un espacio
de seguridad, no lleva paralelamente un desarrollo en el ámbito
de la libertad, lo cual supone un detrimento del espacio de las
libertades y de los derechos de los ciudadanos europeos. ¿Cómo
es posible garantizar un espacio de seguridad a los ciudadanos
europeos, si sus derechos y libertades no están garantizados
de igual manera?. O dicho de otro modo, ¿es posible que la Carta
de Derechos de los Ciudadanos de la UE sea un elemento suficiente
para garantizar los derechos y libertades en un espacio de libertad,
seguridad y justicia?. Resulta obvio que la seguridad en el espacio
europeo ha sido, e incluso es, objetivo prioritario de la Unión.
Sin embargo, la Carta de Derechos ha quedado de algún modo
como un documento cargado de simbolismo pero carente de mayor
valor, salvo el añadido en la construcción política
de la Unión Europea.
La articulación
de los derechos no deja de ser un enunciado retórico de
derechos y libertades, con un potencial importante de desarrollo
ulterior, pero en la medida en que exista una voluntad decidida
de ejercicio. Frente a ello se encuentra la respuesta al mantenimiento
de la seguridad articulada en medidas concretas, globales y uniformes
en todos y cada uno de los estados miembros.
Tal vez, a la vista
de lo ocurrido el 11 de Septiembre de 2001, resulta patente que
más allá de las libertades se está potenciando
el mantenimiento de un orden, entendiendo la seguridad más
como orden público, que como servicio público.
La segunda cuestión,
que ha de ser objeto de análisis detenido, es el hecho
de que los estados miembros de la UE han dado respuesta conjunta
en materia de seguridad movidos por circunstancias puntuales,
que si bien son graves, deberían haber sido objeto de debate,
análisis y estudio más riguroso, y no motivados
por la aparición de circunstancias puntuales; aún
cuando éstos sean de naturaleza terrorista. La construcción
europea demanda un planteamiento serio y la respuesta responsable
a los problemas que la sociedad europea y los ciudadanos europeos
tienen planteados. No se trata de apagar los fuegos que de modo
puntual surjan. Por el contrario, se trata de responder a los
problemas que se generan en el espacio europeo y dotarlos de respuesta,
eso sí, amparada en una visión global y conjunta
de la UE. Es decir, habrá que plantearse qué seguridad
se demanda y cuál es la respuesta conforme a una estrategia
conjunta del espacio de libertad, seguridad y justicia, y con
un desarrollo equilibrado entre los mismos.
LA ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA VASCA EN EL ESPACIO DE SEGURIDAD
El desarrollo y la
orientación que recibe el espacio europeo de seguridad
condicionará en gran medida el diseño de las políticas
de seguridad que desde la Administración Pública
Vasca puedan efectuarse.
La falta de "legitimación"
jurídica y la mordaza política que viene sufriendo
la Administración vasca de seguridad en los denominados
Asuntos de Interior o en cualquiera de los asuntos relacionados
con la UE plantea un obstáculo difícilmente salvable
para el diseño estratégico de las políticas
de seguridad en la Comunidad Autónoma Vasca.
No obstante, y a
pesar del escollo que supone el hecho de que las Comunidades Autónomas
y en concreto la vasca, no tenga capacidad de decisión
y representación directa en la Unión, en aquellos
ámbitos de decisión en los que tiene asumidas las
competencias frente al estado español, como lo es en el
ámbito de la Seguridad, no deja de ser un problema más
a superar.
A pesar, de que tras
la Cumbre de Laecken el tema de las denominadas regiones con "capacidad
legislativa" haya quedado sobre la mesa, habrá que esperar
a la próxima Conferencia intergubernamental en la que tal
vez el "paso adelante" en la construcción europea quede
expresamente recogido.
Por su parte, la
Administración Pública de Seguridad frente al reto
de un nuevo espacio de libertad, seguridad y justicia deberá,
por un lado, diseñar políticas, no sólo que
luchen contra el terrorismo, que si bien ha de ser y es un objetivo
prioritario en cuanto que vulnera derechos y libertades fundamentales,
generando además una importante fractura en la sociedad
vasca; sino también políticas que permitan prevenir
y en su caso dar respuesta a aquellas conductas que de modo global
acechan a la sociedad europea.
Los problemas de
seguridad que tiene planteados la sociedad vasca en su conjunto
no van a estar vinculados necesariamente a la territorialidad,
ni en su ejecución ni en su materialización operativa.
Se ha apuntado con anterioridad la existencia de un espacio de
libertad, seguridad y justicia en construcción, que tiene
que hacer frente a una delincuencia organizada y transfronteriza
y cómo no a una globalización de los fenómenos
delincuenciales. Por tanto, el ámbito delincuencial vasco
no va a estar necesariamente acotado al ámbito de la Comunidad
Autónoma Vasca. Su respuesta requiere de planteamientos
globales, aunque en su resolución de una operativización
parcial y coordinada, y de cooperación en la información.
En definitiva de diseño de estrategias y políticas
de seguridad globales pero de aplicación territorial.
Y cómo no,
también requiere de la búsqueda de fórmulas
de participación de la Ertzaintza en las instituciones
europeas y junto a los demás cuerpos policiales del espacio
europeo. La cooperación con otros servicios policiales
resultará fundamental para la lucha contra la delincuencia
y el terrorismo en la UE y sobre todo, para la verdadera consolidación
de un espacio de libertad y seguridad.
Finalmente la potenciación,
capacitación, adaptación y formación de los
agentes de la Ertzaintza deberá ser otro de los aspectos
que deberá abordar el diseño de las políticas
de seguridad por parte de la Administración Vasca, si quiere
hacer frente decididamente a una delincuencia globalizada y mantener
la seguridad desde su ámbito competencial, desde su responsabilidad
y compromiso en la construcción europea.
Garbiñe
Aranbarri, abogada economista
Fotografías: De las páginas web "Puntodequiebra"
y "Mujereslegendarias" |